sábado, 31 de julio de 2010

Reflexión de un asistente a la escuela

Ensayo
Construcción del poder en chile
“200 años de lucha”

Si, ese fue el tema. Un breve recorrido crítico de doscientos años de
historia nacional, llenos de indignación si miramos desde la
perspectiva de quien quiere un chile diferente a lo que por
maquiavélicas prácticas nos han heredado.
Desde el apoderamiento e invasión a lo que no les pertenecía y el
despertar mas temprano del “peonaje”, en lo que se gesta una historia
de lucha desigual. El “poder”, algo por lo que el hombre no mide
consecuencias en afán de su adquisición. Es inevitable al discutir su
construcción, el repudio a la manera en que se posicionaron como voz
soberana aquellos que la historia galardonea como próceres de lo que
hoy llamamos chile.
Es cierto que la ignorancia de los antiguos habitantes fue el arma
potencial de quienes ambicionaban a desmedida. Pero “no hay mal que
dure mil años”, (dicen). Aquellos aventajados entre la desventaja
comenzaron a razonar de la situación, despertando así la agitación de
quienes se cansaban de tanto abuso. Momentos crudos y gritos acallados
al filo del arma que se dividía entre bandos mal conformados de
coterráneos envenenados por ambas partes, pero que en congruencia ha
sido el matiz replicado en todo proceso de construcción de una nación.
Los que mas tienen y los que menos. La emancipación de aquellos que
son reprimidos y el desmedro de quienes buscan manejar la voluntad
ajena sin escrúpulos…
Y el tiempo transcurre en esta tónica, pero la voz de los menos que en
si eran la mayoría seguía creciendo, como también la ambición de su
contraparte, ambición que se haría aun mas efectiva legalizando su
posición a través de la fuerza, maniobras electorales dudosas en
probidad, fraudes y derechos solamente reservados a quienes según eran
dignos de poseerlos, escribiendo así la historia. “La constitución”
que avalaría los abusos de unos sobre otros.
Aunque en el tiempo esta situación es repetida se habla de avances,
logros, desarrollo, etc. Al mismo tiempo que hablamos de inequidad,
desigualdad, etc. Es como si en estos términos se plasmara la imagen
de los eternos rivales. Un sistema concebido como el definitivo y así
aceptado, lo que se hace en consecuencia de lo hecho. Vivimos en base
a lo que se norma, también podemos interpretar esta percepción a modo
de acomodar la realidad a nuestro gusto. Pero aun así nunca nos
desligaríamos del problema sustancial de la sociedad y que a su vez es
la base de su constitución “el poder”.

Podrá parecer un poco alejado del discurso principal, algo anarquista
y subjetivo, pero lo agradable de la historia es la libre
interpretación que uno le puede dar a los hechos. De ahi mi empeño por
criticarlo todo, quizás lo mas símil entre quien exponía y quien lo
replicó.

Todos nos hemos preguntado aunque vaga vez, como habría sido todo si
los españoles no hubieran invadido “la copia feliz del Adén”(en esos
tiempos), otro se habría aprovechado de la “ignorancia” de los
aborígenes, de esclavos, de peones, del proletariado y el temor de
perder lo poco y nada que se ha obtenido en un modelo presentado y
aceptado por todo aquel que cae en el, en lo que nos incluimos; la
televisión, Internet, telefonía móvil, tecnología que crece y crece,
tecnología que nos encanta y destruye nuestro mundo, al que nadie le
pregunto, indefenso y que hoy por hoy exhausto se queja.
También es claro que de toda la historia de lucha de clases histórica
y violenta somos simples vestigios, escobo, residuos que aun nada
contra corriente. Lo que ayer era precario, pero con un espíritu
luchador muy distinto al de hoy. Será que ahora todo es mas fácil o la
intelectualidad de algunos nos embauco con su carisma y promesas
disfrazadas de nosotros en un yo que se ve pero se deja ser porque lo
importante es comer bien y tener todo lo que se inventa para no quedar
obsoletos. De esto no nos excluimos porque nos gusta, “un placer
culpable”, seguir en el mundo controlado por quien sabe quien y en
quien sabe donde.

Chile actual, sin conciencia histórica, sin conciencia social, de
clase, sin sentido, olvidando nuestra identidad y mas adaptados que
nunca, aun entre nos, alegres y celebres a un bicentenario lleno de
mentiras, injusticia, inequidad, genocidios, luchas de intereses en
los que nosotros no interesamos y solo somos cifras.

Las nuevas generaciones de chilenos prometen un cambio de mentalidad,
potencial en intelecto y conocimientos. Y si como genero humano hemos
construido esta manera de ser, a riesgo de sonar fatalista, solo queda
seguir la lucha en pro a una mejor sociedad, “más justa”, como se
dice, en lo que la ignorancia sigue siendo el mejor amigo de aquellos
que siguen los pasos de sus antecesores. También así la indiferencia e
individualismo, que de paso nos obsequia la globalización.

¿Será necesario que un historiador alimente de conocimientos a un
grupo de personas sedientas de justicia y bastante letradas para crear
conciencia de lo que nos han hecho, de lo que han hecho con nuestro
país, del ayer y sus consecuencias?, ¿tendremos el coraje e ímpetu de
romper con el circulo algún día?, ¿nuestro campo no es suficiente para
despertar la curiosidad del tema?, son preguntas que con frecuencia me
hago y en si no logro responderme o tal ves me niegue a la respuesta.
Lo que si tengo claro que la unión hace la fuerza, y mientras más
seamos los concientes de esta realidad, mas será cuestionada y quizás
nos animemos a radicalizar nuestra posición en lucha contra aquello
que nos transgrede.

En síntesis. A esto se enfoca mi breve ensayo, a la reflexión de lo
captado por tan sabio expositor y que en esencia nos invitaba a
reaccionar. El resto solo es historia.