El Desarrollo del Capitalismo en Chile
Para comprender el desarrollo del capitalismo, primero debemos despojarnos de la concepción positivista o evolucionista del concepto de desarrollo, éste no mantiene una dirección lineal vinculada únicamente con la idea de progreso expresada por un determinismo ortodoxo propio de las antiguas descripciones. Para nuestros fines analíticos éstas elaboraciones resultan bastante carentes.
Dentro de la rama de las ciencias sociales, éste determinismo es menos importante que la idea del desarrollo entendida como una aproximación a la imagen de una “posibilidad de continuidad histórica” abierta y por tanto no predeterminada. Esto quiere decir que el rol que puedan cumplir los individuos en el curso de la historia resulta de gran importancia, o en otros términos “el grado de potencialidad que tienen los actuantes sociales remarcan aún más el grado de posibilidad del devenir social”.
Lo anterior sin embargo no significa que los hombres comunes hayan sido hasta ahora creadores conscientes de la realidad en la cual se desenvuelven, sino más bien que existen determinados individuos que tienen la capacidad de mantener un control relativo de las distintas esferas claves dentro de la sociedad. Lo anterior resulta de gran importancia para poder comprender los acontecimientos históricos dentro de nuestra sociedad, así como del desarrollo del capitalismo en el mundo occidental. De este modo comprenderemos por ejemplo el énfasis (desde luego a partir la lógica capitalista) que tienen los capitalistas por torcer las regularidades (evidente sobre todo en los momentos de crisis).
El proceso de acumulación
Entrando ya en una lógica económica, entenderemos que el proceso de acumulación en su forma más tradicional se da de la siguiente manera:
Para comprender el desarrollo del capitalismo, primero debemos despojarnos de la concepción positivista o evolucionista del concepto de desarrollo, éste no mantiene una dirección lineal vinculada únicamente con la idea de progreso expresada por un determinismo ortodoxo propio de las antiguas descripciones. Para nuestros fines analíticos éstas elaboraciones resultan bastante carentes.
Dentro de la rama de las ciencias sociales, éste determinismo es menos importante que la idea del desarrollo entendida como una aproximación a la imagen de una “posibilidad de continuidad histórica” abierta y por tanto no predeterminada. Esto quiere decir que el rol que puedan cumplir los individuos en el curso de la historia resulta de gran importancia, o en otros términos “el grado de potencialidad que tienen los actuantes sociales remarcan aún más el grado de posibilidad del devenir social”.
Lo anterior sin embargo no significa que los hombres comunes hayan sido hasta ahora creadores conscientes de la realidad en la cual se desenvuelven, sino más bien que existen determinados individuos que tienen la capacidad de mantener un control relativo de las distintas esferas claves dentro de la sociedad. Lo anterior resulta de gran importancia para poder comprender los acontecimientos históricos dentro de nuestra sociedad, así como del desarrollo del capitalismo en el mundo occidental. De este modo comprenderemos por ejemplo el énfasis (desde luego a partir la lógica capitalista) que tienen los capitalistas por torcer las regularidades (evidente sobre todo en los momentos de crisis).
El proceso de acumulación
Entrando ya en una lógica económica, entenderemos que el proceso de acumulación en su forma más tradicional se da de la siguiente manera:
En Donde:
D = Dinero inicial
M = Mercancías (para producir)
Ft = Fuerza de trabajo
Mp = Medios de producción
P = Proceso productivo
M´= Mercancía resultante
D´= Dinero resultante
En tanto que siempre:
· D`>D (dinero resultante siempre será mayor que el dinero inicial)
El ciclo anterior debe ser comprendido en un espacio y tiempo determinado dentro de una sociedad “x”, no obstante para abrir nuestro análisis es necesario entender que este mismo proceso puede repetirse “n” cantidad de veces en un tiempo y espacio cualquiera. Pero para ser más precisos cabe mencionar que éste ciclo se nos va presentar de formas diferentes según el momento histórico. A esta consideración corresponde la noción de patrón de acumulación. De lo anterior nace la necesidad de analizar el desarrollo del capitalismo, distinguiendo distintos periodos históricos en los cuales éste ha estado presente, y en los cuales ha mantenido patrones de acumulación diferentes.
Pero ¿cómo podemos diferenciar un patrón de acumulación? Para esto debemos tener en cuenta que el esquema anterior de reproducción merece un análisis detallado en cada momento histórico, ya que siempre existirán especificidades únicas que son las que van a caracterizar al periodo. No obstante existen factores permanentes, los cuales se presentaran de distintas maneras, las cuales conviene analizarlas según el momento histórico del que se quiera dar cuenta. Estos factores son los siguientes:
1. Relaciones con el resto del mundo
2. Relaciones con el ecosistema o naturaleza
3. Rol del Estado
4. Clases sociales
5. Ejes de acumulación principales y subordinados
6. Convivencia con otras formas de reproducción de vida
El análisis del patrón de acumulación requiere de la definición de las relaciones que éste tenga con el resto del mundo y de las relaciones que tenga con su entorno natural, esto implica comprender el grado de dependencia que se tenga con las economías extranjeras, en un momento histórico determinado.
Al mismo tiempo se hace necesario comprender el rol que tiene el Estado en el esquema de acumulación, se debe comprender que el Estado cumple un rol productivo y a su vez mantiene un rol reproductivo de la ideología imperante.
Al analizar el esquema nos encontramos con que D`- D = Mg (masa de ganancias). Pero el destino de Mg no debe confundirse. Normalmente podríamos pensar que en el ciclo capitalista de la producción, este dinero debiera regresar para ser parte inicial de un nuevo ciclo, sin embargo esto en la realidad no se da de esa manera. El Estado de este modo entra en el esquema ejerciendo distintas políticas económicas dependiendo del tipo de sistema económico que se manifieste, y que a su vez estará caracterizado por el nivel de influencia que éste (el propio Estado) tenga en la economía en cuestión. Este tipo de consideraciones resulta de especial importancia para el análisis del patrón de acumulación, puesto que si bien un Estado puede mantener en el papel un grado de intervención determinado, las formas en que se expresa en el plano de lo real variará dependiendo del tipo de políticas específicas aplicadas, las cuales se conformarán a partir de las características naturales propias de cada territorio o país.
Se debe tener claro que el Estado tiene múltiples atribuciones, las cuales de forma innegable van a repercutir en las formas de vida que mantiene la población de una sociedad determinada, así podemos comprender que el Estado puede entregar un determinado territorio de “todos los chilenos” para la explotación de una determinada empresa, (y a la larga de una determinada clase) la cual puede obtener el máximo de beneficios económicos a costa del trabajo, el esfuerzo y la explotación de la clase antagónica, o sea los trabajadores.
Para el sistema capitalista es de suma importancia que el Estado incentive su desarrollo, en caso contrario, o sea que el Estado incentive políticas contrarios a los intereses del capital, se corre el riesgo de producir un ahogo del modo de producción capitalista, cuestión que a su vez podría eventualmente producir una crisis.
Con el objetivo de evitar este tipo de desenlace el Estado utiliza una serie de mecanismos destinado a mantener el normal funcionamiento del sistema, priorizando siempre la optimización del desarrollo del capitalismo, en este sentido las políticas económicas aparecen como fundamentales dentro de la variada gama de atribuciones que el Estado maneja para la defensa del capital, entre estas podemos contemplar el cobro de impuestos, destinados básicamente a la aceleración del circuito del ciclo capitalista, cuestión que se evidencia en las inversiones destinadas hacia infraestructura (como vías de comunicación terrestre para facilitar el transporte de mercancías), o en trámites burocráticos. Junto a lo anterior podemos identificar el IVA, la fijación de las tasas de interés, el cobro de aranceles y también la política cambiaria. (Con respecto al cobro de aranceles cabe destacar que por lo general a mayor cobro corresponde un menor desarrollo del capital y viceversa).
Con respecto a las clases sociales, tenemos que comprender la evidente complejización (respecto a su identificación) a la que se han sometido durante los últimos años. Hoy en día nos resulta difícil hablar de una clase burguesa y una clase pobre a secas, hay que entender que dentro de la burguesía existen distintos sub.-escalafones que conforman grupos distintos dentro de la misma. La clase media en tanto, al igual que la clase pobre también se presenta con una diversidad compleja. Sin embargo se debe entender que la diferenciación de clases se da de acuerdo a la posesión o no posesión de los medios de producción.
Si queremos definir a los componentes de una clase determinada es necesario identificar a los personajes que configuran un patrón de acumulación. Esto implica el reconocer “credenciales”, bienes de organización, lo cual implica identificar propiedad del derecho de explotación, así como la propiedad de medios de producción.
Lo anterior nos induce no sólo a diferenciar la estructura de clase, sino también a identificar cómo los integrantes de éstas se desenvuelven para defender los intereses del grupo o clase a la cual pertenecen, cuestión que en la práctica presentara distintos matices e implicaciones. La posesión de los medios de producción para identificar a las clases, resulta insuficiente frente a lo anteriormente expuesto, es por esto que surge como necesario agregar dos nuevos criterios:
a) Credenciales, Las cuales son adquiridas por los individuos y que tienen que ver con la legitimación de algún rango social, o sea atribuyen un determinado estatus social, jerarquía y rol determinados. Por ejemplo la adquisición de algún título universitario.
b) Posesión de los medios de organización, que no necesariamente conlleva el poseer alguna credencial. Ejemplo: el jefe de una cuadrilla de trabajo.
Otro factor que tiene que ver con la identificación de clase, tiene que ver en el reconocimiento del cómo una clase se reconoce como sí, o en otros términos cómo los integrantes de la clase se reconocen como parte de la misma para sí y para con la clase antagónica esto plantea necesariamente un análisis de las condiciones subjetivas presentes los integrantes de la población.
Por otro lado existe una relación para efectos de reconocimiento de la clase proletaria se relaciona con el grado de explotación y dominación a la cual esta siendo sometida. No obstante este tipo de criterio dificulta la clasificación de ciertos grupos de individuos.
Para facilitar la identificación de la clase resulta bastante más clarificador el hecho de observar su comportamiento (ya sea grupos o individuos) en coyunturas o fechas históricas importantes, como por ejemplo la conmemoración del 11 de septiembre.
Los ejes de acumulación principales y subordinados es otro factor que se debe tener en cuenta a la hora de identificar el funcionamiento de un patrón de acumulación. En este sentido es necesario identificar los ejes económicos característicos de la sociedad en un momento dado. Por ejemplo durante la primera mitad del siglo XX, lo fue en nuestro país el recurso del salitre, mientras que hoy lo sigue siendo el cobre.
En este punto no tiene que ver la cantidad de participantes que en esta esfera participan, sino más bien la importancia económica estratégica que el eje represente para el país o región.
Se debe tener en cuenta además la existencia de sectores subordinados al eje principal, asunto que resulta de especial relevancia, puesto que el “eslabonamiento” entre distintos sectores dependientes los unos de los otros, forman parte de una totalidad que caracterizará la estructura económica de una sociedad.
El patrón de acumulación tiene una gran vinculación con el anclaje cultural de una región “x”, puesto que de algún modo va a determinar el cómo este se presenta. El desarrollo no es lineal ni rígido para cualquier sociedad, sino que es flexible e irrepetible en cada sociedad, en este sentido las formas de vida preexistentes son utilizadas por el capitalismo para su mejor forma de desarrollo. De este modo podemos entender que, al ser dominante el modo de producción capitalista, existen mayores posibilidades de que éste finalmente termine por inmiscuirse en todo el resto de la sociedad. Con esto se evidencia un proceso homogenizador que afectaría a naciones que aún no son caracterizadas por el modo de producción y acumulación capitalista. De esto se entiende que el capitalismo se mantiene en convivencia con otros modos de producción, convivencia que constantemente deriva en conflictos, debido a las ansias totalizadoras de este sistema de producción.